Nunca imaginé que la condena a
libertad forzada pudiera saber a escarcha, y sin embargo me tiene atada en una espiral
de atracción-repulsa que cada noche juega conmigo a las tinieblas. Te acostumbras
al invierno y, de pronto, el verano sabe a poco, a sentimientos congelados, y
la vida se vuelve una pauta con quitamiedos marcando el camino. La rutina, jefa
ahora de tus latidos, se viste al ritmo de un monólogo interior demasiado lento
como para encontrarle sentido.
Entonces confundes prisión con
libertad, y viceversa, y ya no sabes hacia dónde miran las rejas ni en qué
muñeca llevas el reloj.
Te despiertas con ojeras
remarcadas y en la otra punta del mundo, la luna aún es el sol.
5 palabras:
Creo como tú, la libertad es muy relativa.
Vale, en serio, creo que este texto es perfecto.
Mis más sinceras felicitaciones, me he quebrado con cada una de tus palabras.
Buah Ester, te escribo en esta entrada porque escribirte en todas sería demasiado stalkerish, y eso no sería bueno para nuestra relación. Cada una de tus entradas es mejor que la anterior, no se como lo haces pero vamos, increíble. Escribes genial, de verdad, me dejas sin palabras... Continúa haciéndolo porque sinceramente, vales para esto. :D
Eso de confundir prisión y libertad se está convirtiendo en algo demasiado asiduo. ¿Seremos libres? Quien sabe. ¿Nos sentiremos libres? Trabajaré en ello para lograrlo.
Eso de confundir prisión y libertad se está convirtiendo en algo demasiado asiduo. ¿Seremos libres? Quien sabe. ¿Nos sentiremos libres? Trabajaré en ello para lograrlo.
Publicar un comentario
Tus palabras también son importantes.