Pelando mi patata.

13.6.13

Como siempre, escribo para ordenarme. Como casi siempre, tengo que ordenarme porque se avecina una gran decisión. Una y otra vez, en este sinsentido infinito.

Sinsentido infinito. Tal vez sea demasiado redundante, pero la vida lo es, y como yo soy parte de la vida, por consiguiente lo soy. He disfrutado pocas primaveras y no recuerdo la mitad de ellas, pero han sido las suficientes como para darme cuenta de que, como bien decía la banda sonora de aquella mítica película de Disney, vivimos en un ciclo sin fin que lo envuelve todo. La monotonía nos persigue y las escuetas respuestas de nuestros "¿Para qué?" nos abruman y más aún en la sociedad que nos envuelve... Podriaís estar pensando que voy a hablar de política, a quejarme como hace todo el mundo, a clamar por los pocos valores que poseemos, por las ganas de fortuna para vivir como engreídos durante ochenta años, a inundar mis textos de protestas y despotricos, pero no, no es necesario, porque en cada palabra, en cada texto, en cada pensamiento, está integrado lo absurdo y desesperante de este entorno. Los poetas plasman su desilusión, los pintores recalcan lo perdidos que se sienten, los cantantes intentan difundir un mensaje de ánimo y unión... ¿Y yo? Yo sigo mirando a mi ombligo y a mi boca, que será la que me mantenga viva si consigo alimentarme. Ahora puede que me leas como si fuese una egocéntrica, pero querido, no tengo ningún derecho a mentirte y no lo pienso hacer.

Tengo miedo. Sí, creo que es el resumen de lo que siento por dentro, terror. De pequeña, me centraba en lo desagradable e imperfecta que era en ese momento, y jamás me paré a pensar cómo quería ser de mayor... Y por eso, ahora, no se hacia dónde ir.

Con cada persona que hablo digo una cosa distinta, y no porque sea una cínica, sino porque cada vez que abro la boca pienso algo diferente. Siempre me ha resultado agotador tener que elegir, y supongo que por eso es que cada vez que alguien me expone su opinión sobre mis circunstancias, creo que posee toda la razón y que es lo que debo hacer, pero si me dejasen en una isla desierta y me dijesen "elige" me apuesto una mano a que terminaría explotando... literalmente.
Buscamos a alguien a quien echarle la culpa de nuestra decisión porque no seríamos capaces de soportar el peso de haber arruinado nuestro propio futuro con un profundo error, sentimos un  abismo al no saber qué es lo que debemos escoger y lo que es peor, cómo justificar lo que hemos elegido.

Y aquí me hallo, teniendo que elegir el curso de mi futuro, mermando a cada error y esquivando los grandes esfuerzos que califico como imposibles. Y es el momento en el que pienso ¿Para qué tanta angustia? (Porque es angustia lo que me oprime pecho y mente), si al final, pondré humor a lo que venga, me buscaré las mañas y luego moriré, como todo animal, para cerrar mi ciclo.


PD. Despues de buscar con ahinco, he llegado a la conclusión que "despotricos" no existe, por lo que he decido ser como Quevedo, mostrar mi ingenio a través de la creación de palabras y por ello, considero oficialmente inventado "despotrico" como sustantivo. Úsenlo, le encontrarán utilidad.

Ana.

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