Que suenen los timbales de nuevo y su magia vuele hacia todas las manecillas que no cesan jamás de correr y les recuerde que es momento de descansar. De parar. De respirar.
Que suenen los timbales de nuevo y hagan a las penas alcanzar el cielo para perderse en la inmensidad del universo. Y a los sueños quedarse en la tierra para ser realizados cuidadosamente.
Que suenen los timbales de nuevo y recuerden a las personas de dónde vienen. Que hagan ver lo estúpido que es creer saber a dónde vamos.
Que suenen los timbales y despertemos del letargo y nos reunamos, en el odio o en el podio, pero enérgicos.
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