Te perdí en la página cincuenta y
tres, aunque no fuese hasta veinte después cuando definitivamente me rompí en
pedazos. Había olvidado cómo ocurrió todo, pero ahora que me sumerjo en el
pasado leyendo tantas partes de mí, entiendo que quise borrarlo porque era
suficiente soportar el haberte perdido, como para sumarle el hecho de que fui
una idiota.
Hoy es tan tarde como lo fue aquel
día, cincuenta y tres de un mes cualquiera de este caos de casi 400 páginas.
Como lo fue aquel día en que te perdí por algo que no merecía la pena. Que
nunca la mereció.
Te empujé a ti y me aferré al vacío.
Y eso es algo que nunca, nunca, me
voy a perdonar.
2 palabras:
Que bonito, me ha gustado y me has alegrado el momento por lo que me gusta.
Besos con cianuro.
Que linda y también un poco triste entrada, hay que errores que nos persequiran por siempre, pero al final hay que aprender a dejarlos en el pasado.
Besos :))
Publicar un comentario
Tus palabras también son importantes.