Hay quien dice que de los errores
se aprende pero, siendo sinceros, todos sabemos que no es así. Vemos la piedra
y, no es que tropecemos, es que nos tiramos en plancha encima de ella, nos
rasgamos la piel con sus esquinas y disfrutamos rebozándonos en el barro. Y
cuando el universo, harto de nuestras desdichas, obra un milagro y le pone
patas a esa piedra para que huya, corremos detrás, la perseguimos dejándonos la
vida y el aliento en esa carrera estúpida, como estúpidos que somos.
Y al final, con tanta fijación por
los tropiezos, empiezo a plantearme si no estaremos confundiendo la metáfora y
sea el suelo el lugar perfecto para seguir avanzando. Que quizá el error sea
pensar que la piedra es el error. Que quizá seamos nosotros los que hacemos
tropezar a la piedra.
No lo sé.
Pero mientras sigamos dispuestos a
cargar con ella, no podemos quejarnos y considerarla un obstáculo.
1 palabras:
Qué buena reflexión: "Que quizá el error sea pensar que la piedra es el error. Que quizá seamos nosotros los que hacemos tropezar la piedra".
Al más puro estilo de un koan zen. Abordar las cosas desde perspectivas aparentemente trastocadas o absurdas, nos puede dar a veces más respuestas de las que imaginamos.
Salud (mental)!
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