Brechas

Dicen que escribir hace que cicatricen antes las heridas, tanto físicas como sentimentales pero ¿Qué sucede cuándo la herida abierta es la propia escritura?

Duele, duele mucho, pero es absolutamente cierto. Siento punzadas en el pecho cada vez que recuerdo ese estilo de escribir, ese estilo que mediante caminos sinuosos y llenos de baches me llevó a un dolor persistente. Tropecé en el caminó, y la brecha que me hice aún no ha cicatrizado.

¿Por qué? ¿Por qué no solo se conformó la vida con desubicarme que además, tuvo que hacerme una brecha con aquello que más amaba? Ahora tengo una herida abierta que no sé si cicatrizará. No sé si seré capaz de retomar esa manera de escribir, esa que me deleitaba a mí más que a nadie cuando leía todo aquello que evocaba en vosotros. Esa que cada vez que me esfuerzo en retomar, me recuerdo que no existe cicatriz para los recuerdos.

Pero independientemente de lo que me yerga ante las adversidades que pequeños baches se empeñen en disponerme, hoy os vengo a pedir un favor: Cuidad bien a las personas.

Porque no hay mayor dolor que aquel que es provocado a conciencia.

Ana.