La letra del pasado. Y del presente.
Alguien me enseñó un día, sin
palabras, sin gestos, sin siquiera mirarme ni saber qué cruzaba por mi mente,
puede que incluso sin estar al tanto de lo que provocaba, el poder que puede
llegar a tener un sentimiento. Un poder imposible de exteriorizar.
El poder de autodestrucción que
encierra el amor.
Quizá no debí haber abierto el baúl
de los recuerdos y dejar que tantas palabras pasadas revolotearan por mi
cuarto. Pero la nostalgia es así y a veces nos fuerza a actuar de una manera
que nos hace daño a nosotros mismos.
Y abrí el baúl.
No fue intencionadamente, sólo
quería echar un vistazo a todas las letras que se cruzaron por mi corazón en
aquellos instantes, cuando querer tanto a alguien fue la mayor tortura que
tantas cicatrices ha dejado.
Sin embargo, fue como pulsar un
botón y de pronto, un terremoto sacudió mis entrañas. No fue el pasado lo que
me asustó puesto que, hace unos cuantos meses logré enterrarlo. Y esta vez de
verdad. Para siempre.
No, no fueron exactamente los
recuerdos del pasado.
Fue, una vez, ese poder, esa
fuerza capaz de provocar tsunamis emocionales, sacudidas en el alma y pérdidas
de rumbo. Tantas lágrimas. Tanto dolor.
Tanto tiempo amarrado a mi bandera
que se convirtió en algo a lo que, tal vez, podría llamar amigo. Aunque no sé
si es apropiado llamar amistad a algo que te da las invisibles armas para
autodestruirte. El caso es que me acompañó durante demasiado tiempo como para
no cogerle cierto cariño. Y supongo que ésa era una de sus tácticas. En ese
sentido, era como una droga. Fui incapaz de dejar de querer porque, en el
fondo, a pesar de todo el daño, me gustaba esa sensación. Puede que en cierto
momento ya no importara tanto la persona, sino el sentimiento.
Y ahora, hablar de ese pasado y
hablar del presente son situaciones incomparables.
El único nexo, de nuevo, esa
eterna fuerza, demasiado poderosa como para escapar de sus garras.
Pero el baúl de recuerdos ha
despertado demasiados miedos. Aunque me hubiese prometido que eso no iba a
pasar.
Lo siento, no se le pueden pedir milagros
a un corazón hipersensible.
¿Será siempre así?
¿Por qué no soy capaz de disfrutar
del presente?
¿Qué más dará el pasado, qué
importará el futuro si el ahora no tiene fronteras?
¿Por qué preocuparse, pobre estúpida?
¿Por qué no vives y ya está?
Pero ahí está tu maldito cerebro
conspirando contra el corazón. Deberíamos vivir más y pensar menos. Y digo
vivir, no sentir, porque para mí los sentimientos también se albergan en esa
parte racional, aunque en teoría ésta luche por combatirlos. Y digo en teoría,
porque si de verdad así fuera, tendría la fuerza suficiente para expulsarlos.
Somos débiles por naturaleza.
Siempre existirá alguien que sea nuestro talón de Aquiles.
Aquiles. Amor. Autodestrucción.
Al fin y al cabo, todo lo que
duele, empieza siempre por a.
3 palabras:
Hagas lo que hagas o pienses lo que pienses, siempre estás viviendo. Incluso ahora, incluso en momentos como los que describes. Así que vívelos intensamente y saca el tesoro de experiencia que hay en ellos. Todo tiene su lugar, su valor y su enseñanza.
Aaay *___* ¡¡Ester volviendo a escribir!! *___* No me lo creo jaja ¡¡Yuupii!! =D
Buff, abrir esos baúles y esos cajones de recuerdos siempre es peligroso. No en el sentido de que siempre tengan que provocar dolor, si no en, como dices, esa fuerza de huracán que tiene el pasado a veces para removerte el presente. A pesar de que este vaya bien.
No es que seas estúpida, simplemente es la naturaleza humana. Échale la culpa a esta raza tan imperfecta que somos.
En fin, ojalá encontremos la manera de vivir más y pensar menos. El que encuentre la fórmula primero que vaya avisando, que nos haría un favor. Que yo al menos, aún no sé cómo se hace =/
Un placer volver a leer algo tuyo :)
Un beso
Has volvidoooooo :DDDDDD Y sí, utilizo la incorrección gramatical para demostrar mi emoción, ¿algún problema?
Dicho eso, entremos al comentario en sí:
Como bien dice La Niña, hurgar en el pasado es algo peligroso. Cuando es algo lejano puede resultar hasta hermoso, pero cuando aún está demasiado reciente puede doler mucho, o por lo menos dejarte con esa sensación de desasosiego tan difícil de echar.
Por otro lado, coincido con esa idea de que el amor es como una droga: da igual lo mucho que duela, mientras te siga dando de forma ocasional ese subidón volverás a caer una y otra vez, sin importar las cicatrices tan feas que te deje cada golpe.
Y por último, me parece muy original asociar los sentimientos a la razón y no al corazón. No sé, resulta extraño porque no es lo habitual, pero me gusta... Le daré una pensada para ver si opino igual :)
En serio, me encanta que vuelvas a escribir, y poder tener ración doble de Ester (por la radio y por el blog). Espero que tu mitad escritora se quede una buena temporada, o que al menos nos haga visitas esporádicas ^^
Un millar de besos muy grandes y mucha suerte con la carrera y el programa (a ver si este sábado se puede escuchar en directo xD)
Publicar un comentario
Tus palabras también son importantes.